1. ¿Qué piensas que es necesario para que la mujer se integre plenamente y al máximo nivel en los organigramas directivos de nuestro país? ¿Pueden las mujeres liderar nuestro deporte, las instituciones de enseñanza y deportivas? ¿Cómo?
La integración plena de las mujeres en la sociedad depende de múltiples factores: culturales, profesionales y también deportivos, pero sobre todo y en estos momentos, a nivel personal, depende del esfuerzo de ellas mismas.
Actualmente, el nivel académico de la población femenina es tan alto como el de los hombres y, en muchas carreras universitarias, las mujeres tienen mejores expedientes que sus homólogos masculinos; sin embargo, para llegar a puestos directivos, su camino es mucho más tortuoso y requiere mucho más esfuerzo que el que hacen los hombres para lograr el mismo reconocimiento. Además, socialmente, el éxito de los hombres es aplaudido mientras que el de las mujeres siempre se mira con recelo y está menos recompensado, incluso profesional y económicamente.
Por ello, considero que, habiendo muchas mujeres perfectamente preparadas para ocupar puestos de liderazgo y decisión en los distintos ámbitos profesionales, incluido el deportivo, todavía son pocas las que incluyen en sus objetivos laborales el acceso a estos puestos.
Para lograr el cambio en esta tendencia, se hace necesario eliminar los estereotipos de género que limitan y delimitan el camino profesional de las mujeres, dotarlas de herramientas que les permitan superar las dificultades y proporcionarlas apoyos sociales y familiares que las sitúen en equidad con los hombres.
2. Has sido la única mujer que ha ocupado el puesto de Decana de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte desde su creación hace más de 50 años y eres la Presidenta del Seminario Mujer y Deporte de la UPM. ¿Qué obstáculos encontraste en tu tránsito hacia puestos de máxima responsabilidad e incluso una vez en ellos?
Es curioso, cuando pienso objetivamente en los obstáculos no soy capaz de identificarlos, aunque eso no quiere decir que no hayan existido. La realidad es que vivimos en un país en el que las leyes son bastante igualitarias lo que proporciona a las mujeres una sensación de no tener barreras, porque es evidente que las legales no existen. No obstante, las barreras están ahí y son reales para cada mujer que quiere romper con la tendencia y asumir conductas o responsabilidades profesionales más allá de lo establecido por los estereotipos sociales de género.
Podría citar numerosas situaciones que me han producido la sensación de estar en “campo ajeno”, aun estando dentro. Quiero decir con esto que he tenido muchas oportunidades de comprobar que la mirada hacia mí no era la misma que existía hacia mis compañeros y, no cabe duda, que no ha sido alentador
3. Desde tu propia experiencia has podido observar y analizar cómo las mujeres están discriminadas en la práctica físico-deportiva y en la dirección y gestión del deporte. ¿Qué implicaciones positivas y negativas podemos encontrar en tus estudios y publicaciones sobre el binomio “mujer y deporte”?
El deporte es una valiosa herramienta para el logro de la igualdad y así lo reconocen todos los organismos nacionales e internacionales que se ocupan de la equidad entre géneros. Además, su práctica tiene importantes efectos para la salud física y mental; también, para la adquisición de conductas sociales e individuales beneficiosas para las personas y para los grupos.
Desde estas perspectivas, son evidentes sus implicaciones positivas para las mujeres que hacen deporte y, lógicamente, las negativas para aquellas que no lo hacen. Es responsabilidad social y política de los gobiernos, por tanto, que las estructuras organizativas del deporte incluyan a las mujeres en equidad con los hombres.
Desde el Seminario Mujer y Deporte analizamos los factores que dificultan la participación de las mujeres en los diferentes ámbitos y niveles del deporte y generamos conocimiento y orientaciones para el personal técnico y directivo, para las propias deportistas y para los agentes políticos y sociales con el fin de eliminar las barreras y dificultades todavía existentes.
Es de especial atención la inclusión de mujeres en los cuerpos técnicos y directivos del deporte, por considerar que su participación puede aportar una visión más eficaz de la problemática que tiene la población femenina.
4. Reconocida por el Instituto Europeo de Igualdad de Género (2013), Medalla al Mérito Deportivo del CSD (2006), Premio del Observatorio para la Violencia Doméstica y de Género (2016) del CGPJ, Premio Nacional del Deporte (2017) Premio Especial Top Women in Sport (2022) … Una serie de reconocimientos impresionante. ¿Te sientes una pionera por su trayectoria investigadora e implicación en la igualdad de género en el deporte? ¿Has podido facilitar el camino a otras mujeres que han seguido tu ejemplo?
A lo largo de mi vida personal y profesional no he tenido ningún sentimiento de ser pionera; es ahora, cuando analizo la trayectoria de las mujeres de mi generación y compruebo que éramos muy pocas las que como yo fuimos a la Universidad en los años 50 y 60, hacíamos deporte y compatibilizábamos la vida familiar con estas actividades, cuando me doy cuenta que hemos ido abriendo caminos que estaban cerrados o, por lo menos, ocultos para una gran mayoría, y siento cierta satisfacción de haber contribuido a ello.
No obstante, creo que no es un mérito personal si no la confluencia de diversos factores familiares y ambientales que te dan más o menos oportunidades y te permiten avanzar. En mi caso, creo que el hecho de haberme criado en Madrid, haber tenido una educación liberal y el ejemplo de las mujeres de mi familia y de mis profesoras, han sido determinantes. Por ello, siempre que puedo, ofrezco a las niñas y a las jóvenes con las que me relaciono ambientes propicios y oportunidades para que ellas mismas encuentren su sitio en la sociedad con una perspectiva igualitaria.
5. ¿Cuál es la importancia de dar a conocer a las mujeres modelos femeninos de éxito en los diferentes ámbitos profesionales? ¿Qué influencia pueden tener el contexto educativo, los estereotipos sociales y las orientaciones inadecuadas?
Como acabo de comentar, considero que los modelos de referencia son fundamentales, al menos así lo ha sido en mi caso. En el ámbito educativo y familiar, todavía perduran estereotipos de género que actúan negativamente para las niñas y las jóvenes y que influyen en su orientación personal y profesional. Por ello, conocer mujeres que muestren posiciones igualitarias con los hombres en los diferentes ámbitos profesionales, constituye un excelente aprendizaje para la construcción de género y para el desarrollo personal y profesional.
En los estudios que hemos hecho dentro del Seminario que dirijo, hemos podido comprobar que las expectativas que generan las chicas en el ámbito educativo y familiar son menores que las de los chicos, lo que actúa de manera negativa en su motivación y en las oportunidades formativas y de desarrollo personal y profesional de ellas. Y, lo peor, es que estas actitudes, en la mayoría de los casos, se manifiestan de manera inconsciente entre los/as padres/madres y profesorado; por ello, es necesario concienciar y formar desde todos los ámbitos sociales sobre las desigualdades, particularmente desde el educativo y familiar
6. Hemos leído que “las mujeres con mayor capacidad intelectual y con mejores condiciones para el liderazgo se ven limitadas desde edades tempranas por influencias negativas que condicionan su desarrollo personal y profesional”. ¿Cómo podemos evitar que adquieran sentimientos de inferioridad o de rechazo hacia situaciones de liderazgo, que mantengan altas sus expectativas profesionales y proporcionarles -a la vez- habilidades para el liderazgo?
Es cierto, numerosos estudios detectan que las niñas y las jóvenes con altas capacidades no reciben la misma motivación que los chicos de la misma situación y, parece, que ello influye en su desarrollo y en su adscripción profesional, incluso puede adormecer sus capacidades. Los estereotipos sociales de género tienen un efecto muy negativo en las manifestaciones intelectuales, motrices y para el liderazgo de las mujeres y, estos, actúan desde edades muy tempranas condicionándolas.
El profesorado y las familias tienen que ser conscientes de estos efectos negativos y generar expectativas de desarrollo de acuerdo con las capacidades de cada persona, independientemente del género en el que estén incluidas. Es necesario familiarizar a las niñas con modelos femeninos de éxito en los diferentes ámbitos profesionales y potenciar cualidades para el liderazgo y herramientas que les permitan desenvolverse con éxito en grupos mixtos de trabajo exentos de estereotipos de género.
7. Según tu experiencia, ¿cuáles son las desigualdades más destacadas que detectas entre el deporte femenino y el masculino? ¿Y en el tratamiento académico y social que se da a estas conductas?
El ámbito deportivo sigue teniendo un enfoque androcéntrico y sus estructuras continúan pensadas por y para los hombres, lo que genera ciertas dificultades para las mujeres que hacen o quieren hacer deporte.
De manera general, identificaría cuatro ámbitos de desigualdad: el educativo, el biológico, el deportivo y el social. En el ámbito educativo se generan diferentes conductas que afectan al tipo de práctica, a la identificación con el ejercicio físico y al desarrollo del capital deportivo que adquieren las mujeres. En el plano biológico, los tópicos existentes sobre los efectos negativos del ejercicio físico en el organismo de las mujeres, particularmente en sus características más femeninas como la maternidad, han alejado a las mujeres de determinadas prácticas deportivas que, por otra parte, resultan ser de las más demandadas socialmente. Respecto del ámbito deportivo, como ya he indicado anteriormente, tradicionalmente el deporte fue pensado para los hombres y sus estructuras responden mayoritariamente a sus necesidades quedando alejadas de los intereses y de las necesidades de las mujeres. Por último, socialmente, el deporte no es considerado como una conducta incluida en el estereotipo femenino por lo que muchas mujeres tienen que romper con la imagen que se espera de ellas cuando practican deporte.
Estas barreras actúan de manera más o menos patente en la conducta y manera de ser y estar de las mujeres, con afectación las esferas familiares, educativas, laborales y profesionales.
8. Perteneces a la primera generación de mujeres que se incorporó a la práctica deportiva -cuando las escuelas españolas estaban aún segregadas por género- y representaste a España con el equipo nacional de gimnasia. ¿Cómo valoras la evolución de la mujer y del deporte femenino en España? De cara al futuro, ¿qué nos queda por conseguir?
Creo que ha habido una progresión constante desde mediados del pasado siglo, aunque ésta ha sido más manifiesta en la última década en el deporte de alta competición y particularmente en el deporte olímpico, en el que la participación y los éxitos son prácticamente paritarios.
Sin embargo, creo que la práctica deportiva de la población femenina en su conjunto no avanza suficientemente, ni en cantidad ni en modelos de práctica. La Educación Física escolar continúa presentando una mayor aceptación para los chicos, las chicas están más cerca de los deportes con estereotipo femenino, como la gimnasia; y el abandono de la práctica en las chicas es superior al de los chicos.
En cuanto al deporte de recreación y ocio, la práctica es mayor en los hombres y su interés es más competitivo; las mujeres buscan una finalidad más cercana a la salud y a lo estético y su participación es menor.
El futuro debería estar marcado por el reconocimiento de los valores del deporte para la formación, la recreación y la salud y por políticas que aumenten su práctica en toda la población, en todas las edades y condiciones.
9. ¿Cuáles son tus actividades o deportes favoritos para practicar y para ver como mera espectadora? ¿A quién elegirías tu deportista favorita y por qué?
La relación positiva con el deporte y el hábito deportivo forman parte de mi manera de ser y de estar, no concibo la vida de otra manera. He practicado muchos deportes desde la niñez y todos me gustan; en mi etapa juvenil fue la gimnasia, posteriormente durante los estudios tuve la oportunidad de conocer otros muchos y, en la etapa adulta, me he quedado con esquí, tenis y natación. Realmente, cualquiera me sirve porque lo importante para mí es la satisfacción de sentirme activa motrizmente.
Como espectadora, me gusta el tenis, el voleibol, el baloncesto y el atletismo. Este último, me parece el gran espectáculo de todos los tiempos y un verdadero “rasero” de superación para las mujeres.
Como deportista, elegiría como favorita a cualquier mujer que haga deporte como hábito de vida.